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Dalian (China) 3 de agosto de 2012
Nihao!
Pongámonos en situación: IKEA.
Sí, Ikea. Todos hemos pasado por esta tienda de muebles puzle, todos hemos llenado el carrito con cosas innecesarias pero imprescindibles al verlas, hemos comprado más bolsas azules de las que necesitábamos por que se nos olvidaba traer las que tenemos en casa y hemos sucumbido a las famosas albóndigas suecas con salsa de arándanos para comprobar una y otra vez que sí, están buenas, pero como las de nuestras abuelas, ningunas.
También hemos tenido discusiones con familiares o maridos por que “no entiendes que la Hemnes es siempre más estilosa que la Billy” y nos hemos puesto de morros por ello, o hemos discutido por que “no tienes visión espacial: la Karlstaad nunca encajará donde dices, ¿no ves que no va a caber?”.
Sí, creíamos que lo habíamos visto y vivido todo en Ikea, que era un bucle paralelo en cualquier situación o país. Yo misma he visitado Ikea en tres ciudades de España y en cuatro países diferentes. Pues bien, NUNCA había experimentado algo tan fascinante, asqueroso, intrigante e insólito como una visita a Ikea en China.
Empecemos por el principio. Entro y lo primero que me encuentro es una tarima elevada a unos 50 cm del suelo con un par de sillones Poang y una cortina, cojines, una alfombra y mesita, ya saben, recreando una posible escena casera. Hasta ahí todo normal, pasa en todo Ikea… Ahora, en éste había una china sentada en cada sillón, una con el móvil jugando a algo y otra con un batido en la mano que cuando terminó de sorber dejó sobre la mesita y siguió ahí viendo pasar la vida, en su saloncito, en su tarima…
Cojo mi carrito no sin que antes se me colaran dos personas ansiosas por pillar uno de los 300 que podía haber y empiezo mi ruta. Sí, caí y cogí mis «velas trampa» de la entrada aún sabiendo que las encontraría al final y seguí por la senda de las flechas.
Llego a la parte de los sillones. ¿Pensaban que las chicas de la entrada iban a ser las únicas probando los Poang? No. Estaban, y prometo que NO exagero nada TODOS los sillones que había en exposición ocupados. Todos. Los largos, los esquineros, los de piel, los individuales, los pufs… Y ustedes dirán, bueno, yo también pruebo un sofá antes de comprarlo. Sí. Pero ¿se llevan la merienda y pasan la tarde a ver cuán cómodos son? ¿Se tumban sobre él recolocando el cojín para que se adapte a los riñones? ¿Ponen los pies sobre el reposabrazos y se repanchingan como si nadie les viera? Una escena rara, e intimidante… parecía que me había metido en casa de alguien sin permiso a la hora de la siesta…Menos mal que no tenía que buscar sillones ese día.
Sigo hacia la zona de cocinas. Maravilloso. Ma-ra-vi-llo-so. Familias sentadas en torno a una mesa, con sus termos de té, charlando, pasando el rato. Una chica posando con una sartén como si estuviera preparando la cena y su novio sacándole una foto. Y lo mejor: ese padre que busca una sillita alta de bebé, le sienta en la barra de la cocina modelo minipiso aprovechado, coge el taburete que proponen los de Ikea para esa cocina de acero ideal y moderna, saca su paquete de tabaco y ¡se enciende un pitillo! Claro que sí, cruza sus piernas, se estira un poco ¡y le da la primera calada a su cigarrillo! ¿Acaso no hubiera hecho lo mismo en la cocina de su casa? Pues eso…
Pasar por la parte infantil es otra historia. Deja de ser una parte infantil para convertirse en una mega guardería. Cientos de niños saltando de cama en cama con sus zapatos puestos y todo, padres haciendo un book a sus hijos, pidiéndoles que posen con peluches y juguetes… yo veía a los niños con sus pantaloncillos de apertura estratégica enseñando el culete y no quería ni pensar qué iba a pasar por ahí cuando les entraran ganas de…
Alucino y salgo rumbo a la zona de camas buscando unas sábanas, que ya hasta se me había olvidado a qué iba yo… y ¿qué veo? Sí señores, dos amigas con gafas enormes de ver pero sin cristales (moda inexplicable aquí) posando y sacándose fotos sobre las camas, o abriéndolas y metiéndose debajo del edredón como si ese fuera su cuarto. Hombres hartos de esperar a sus mujeres tumbados cómodamente entre almohadas y la escena del día: una señora sobre un colchón en bruto sin sábanas, de esos que tienen una parte cortada para que veas el relleno de foam y látex: durmiendo a pierna suelta! Vamos, que la oía respirar a unos metros… sin palabras…
¿Estoy en @Ikea o en un parque temático? En ese caso, ¿estoy en el túnel del terror?
Terminé, salí con más cosas de las que tenía pensado, se me olvidaron dos, por mucho que estuvieran en la lista y me volví a casa deseando contarle a Ignacio mi día.
Creíamos que lo habíamos visto todo, pero este país es una caja de sorpresas…
Zai Jian!
@ireneporelmundo
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Jajajaja. Una visita a Ikea siempre se convierte en toda una experiencia, pero esta supera todas las expectativas. Parece el Arca de Noe!!!!