Estuve muy acertada cuando me casé con Don W. Aunque mi madre hizo de alcahueta porque yo no estaba convencida y me solto dos perlitas: OLivia,  me dijo, tu crees que el amor es sufrir y por una vez tienes a un hombre que te trata bien, y dos, no te estas haciendo más joven.
No hizo falta más.

Nos casamos, obvio, un calurosísimo día de julio hace ya unos años. El día más estresante de nuestra vida.

La lista de porqué mi marido es estupendo es tan larga como las etiquetas del Benetton de «agujeros» y no me gusta presumir de tener el mejor marido, pero lo tengo.
Cuando iba a cumplir 40, estaba embarazada de Transilvania Pop  y tenía las hormonas como tres paquetes de Petas Zetas en la boca… Encantadora, vamos…Así que esta es la historia de como Don W dedujo que la mejor manera de comprar «domestic bliss» era regalarme un sueño loco por mi cumple: La boda de mis  sueños.

Y adivina donde…

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2011, embarazada de 5 meses y antes de descubrir que era rubia por dentro, con mi marido, cuando aún tenía ganas de divertirse.

Déjame decirte; si eres como yo, (y Alaska y Mario), que amas  todo lo falso de » calidad», el plástico te fascina, las luces de neón te guían en la oscuridad y adoras el shopping sin fin, Las Vegas es simplemente el PARAÍSOOOOOO

No creo que haya que ser una amante del «kitch» para disfrutar de la ciudad. Es un sitio muy bien diseñado donde hay algo para todo el mundo, y eso es la magia de la ciudad y sobre todo, es el sitio perfecto para hacer tus sueños materialistas realidad, y ciertas locuras también. WHAT HAPPENS IN VEGAS, STAYS IN VEGAS

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Yo amo las situaciones absurdas de la vida. Me estimulan el cerebro como el mejor masaje tailandés, y te digo; Las Vegas es como un chute de burbujas para los sentidos…Te los deja a tope.

Pero, a lo que iba… ¡Nos casamos!

Fuimos a una «chapel» que tuviese disfraces, claro, y tras un paseo en el autobus local dimos con una de lo más pintoresca, donde nos ofrecieron un menu para elegir la ceremonia de nuestros sueños, (¿Sabías que puedes alquilar a los invitados? ¿No te parece maravilloso?)

Despues de echarme a llorar porque nada me cabía, terminamos vestidos los dos de Elvis en su época curvy de «capa blanca de pedrería», con unas sandalias de tacón dos tallas más pequeñas donde se me desparramaban los dedos de los pies en todas direcciones y termine mi atuendo «nupcial» con el tocado de plumas de corista más grande que encontré…

¡Lista para encontrar a mi amado en el altar!

Elvis, en persona, vino a llevarme del brazo, imagínate que honor, y mientras entrábamos a la «capilla del amor»,  se me engancho el penacho con la puerta, Elvis siguió caminando tirando de mi, me tropecé y las sandalias se toparon con la moqueta que parecía un banco de algas y  entré por el altar agarrandome las plumas, el bouquet y casi descalza.

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Elvis procedió a la ceremonia y te cuento, fue sorprendentemente preciosa y muy emotiva; por supuesto, empecé a llorar….que si el amor eterno, que si las almas sincronizadas y yo que sé que más… Y yo miraba a Don W, con su sombrero confederado, su capa blanca de pedrería y gafas de club sadomaso y pensaba: Que suerte tengo. Entonces Elvis se arranca a cantar y ahi estamos los tres, disfrazados de lamé barato , hermanados por amor eterno y las hiedras de plástico del decorado y sin escapatoria alguna, bailamos desenfrenados Viva La Vegas.

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Así fue uno de los días más memorables de mi vida,  con mi bouqué de novia, mi osito de peluche de souvenir y lloriqueando y discutiendo con mi marido, porque el amor también es eso, pelearse y reconcilarse, eso sí, si es en Las Vegas, muchísimo mejor…

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