Si preguntas por mi, NADIE te hablará de mi paciencia.

Todo el que me conoce sabe lo difícil que me ha resultado aceptar mi estatus de madre. Nunca me planteé que tipo de Madre sería; pensaba que sería buena, como todas; que Madre Naturaleza me mandaría, como por mensajería, mi ración  de instinto maternal, pero  ¡SURPRISE!,  igual no mandaban pedidos a Canarias o  ese día no estaba en casa.

img_4184Tampoco suelo  escribir acerca   de  la maternidad   y   los niños  y todo ese rollo;  ya   hay  mucha gente que lo hace y lo  hace  muy bien, pero  te  cuento  todo  esto  porque  después  de  tiempo, trabajo y lágrimas,  sigo pasando la mitad de mis días enamorándome/desenamorándome de esto de ser Mamá. 

Porque sí, ADMITO tener días muy, muy malos como madre y que no siempre me gusta. Y esto me lleva a pensar que ojalá hubiese sabido de alguna manera que mis pocos ahorros de juventud hubiesen tenido que ir a pagar una full-time nanny y no una hipoteca para cuando estos tiempos llegaran.

Y mis nenes no tienen la culpa, ellos me chiflan. Lo que se me resiste es el rol de madre; se me desenfoca el objetivo cuando me atrapa la  rutina del educar, aborrezco el sonido de mi voz en constante repeticiones, no me reconozco en «lo mismo de todos los días», repite again and again…  me deja exhausta, me consume la creatividad, siento que no tengo más que dar,  y me hace preguntar al Universo:

¿Cómo hacen las demás para que les guste este coñazo?

Pero a mí el Universo no me contesta, a mí me habla mi hijo,  y me remata con un: «Mami, eres la mamá más aburrida del mundo porque no juegas».

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Y no, yo no juego. Y no me avergüenzo de ello en absoluto. No juego a nada y además  me aburre el sólo intentarlo.

Soy una entre un millón que va a una juguetería y no sabe que comprar. Cuando pregunto a las dependientas, ¿éste juguete es divertido?, tengo que ayudarlas a recuperarse del susto, mientras finjo que era una broma. PERO NO LO ES. Y lo que es mas, NO ME DA LA GANA DE FINJIR SER COMO NO SOY ( pero no le voy a arruinar el día a la pobre chica con mis paranoias)

Ya en los primeros meses de recién estrenada maternidad, vi la trampa en la que había caído y entendí claramente que en los 40 o 50 años que vaya a durar nuestra relación, no voy a poder ser otra cosa que yo misma, con toda la caca que ello implica, y supe que no hay cabida para mentiras entre nosotros, porque lo nuestro sí  es para siempre.

Y con la daga aún en el corazón,  pensé en esa nanny fabulosa que tenía que haber contratado para que jugara con mi hijo y  me disculpé explicándole, que yo soy una mamá para más adelante.

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Porque lo mejor de mi no está en hacer torres de Lego, ni en repetir a diario que se laven los dientes; mis verdaderas habilidades entrarán «en juego» cuando hablar y comprender el muy difícil, peculiar mundo donde vivimos, sea tan importante como impresdindible y  espero que el cordón umbilical nos mantenga conectados como el hilo de una cometa.

Y sé que entonces nos agarraremos de la mano en el tablero de la Oca que es la vida, y porque soy una mujer moderna que mira el futuro con grandes expectativas y muero de curiosidad por lo que está por venir y me encantará entonces guiar a mis retoños a ser gente que merezca mucho la pena.

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