Nunca me caractericé por tener un instinto maternal muy desarrollado. Incluso en una ocasión me propusieron ser madrina y contesté que «si había alguien a quien le hiciera más ilusión, que no se sintieran comprometidos conmigo«… esto ya no sé si lo soñé o realmente sucedió, jajaja.
Cuando recibes la confirmación de que vas a ser madre, quizá tras meses de agotadores intentos por conseguirlo, te llenas de felicidad, eso simplificando el asunto, claro.
Me quedé embarazada por primera vez, relativamente rápido, definiendo RÁPIDO como “lo inversamente proporcional al dinero invertido para no quedarme embarazada en los años anteriores”. Tras recibir con gran decepción a “mi amiga roja” durante algunos meses. Un día no vino y fui ávida a la farmacia que, vamos a decirlo claro, es la única beneficiada de todo este “viaje” tanto en la prevención de embarazos, como en tests de todo tipo, ácido fólico, cremas antiestrías …..hasta llegar a leche y medicinas para el bebé. Pincha aquí y verás un ejemplo de listas, listas y más listas
Cuando uno planea tener a su primer hijo lo hace con ilusión, un proyecto en común con tu media naranja (en el mejor caso) la representación del amor y de la unión, bla bla bla…………….
Yo experimenté las mismas sensaciones que en una montaña rusa, me explico.
LA MONTAÑA RUSA DE LA MATERNIDAD:
Cuando uno se sube por primera vez, espera con ansias el momento de la gran caída con giro que te pone cabeza abajo y que siempre va precedido de una subida lenta y más larga de lo imaginado. Ésta subida representa para mí el momento en que deseas tener un bebé, se hace lento, largo, interminable.
Cuando por fin llegas arriba justo antes de la gran caída, te invade el vértigo y piensas: “¿qué necesidad tenía yo de esto?, no debí montarme aquí, ¿llegaré al final sana y salva?….” así me sentí cuando supe que iba a ser MAMÁ .
Y después viene la caída libre imparable con momentos en que te cuesta incluso mantener los ojos abiertos, una mezcla de adrenalina-llanto-risas incontrolables, curvas imposibles, rectas para el relax, pelos de punta y algún grito de “paren esto que me bajo”…… eso es la MATERNIDAD.
Ser madre en una sensación insólita de placer y miedo, mezclado el temor de que el “vagón” se descarrile en cualquier momento.
Se genera de un modo casi instantáneo una complicidad tácita con otras madres que interpretan tus gestos igual que lo hacen los pasajeros del vagón de al lado en la montaña rusa.
En conclusión: LA MATERNIDAD es un maravilloso viaje único e irrepetible con sus subidas y bajadas, que te hace gritar, te da «superpoderes», te pone del revés, te llena de amor sincero, perdón y compañía, cuando nace tu hijo de alguna forma «otro TÚ” nace con él.
MIRA EL MUNDO A TRAVÉS DE SUS OJOS, SORPRÉNDETE, LLÉNATE DE BONDAD Y SONRÍE SIN MIEDO.
Bienvenido Diego.
Que realidad!
A mí ni siquiera me dió tiempo a decidir si subía o no. Fue: estás embarazada… IMPOSIBLE!!!! iMPOSIBLE YA TIENE 20 AÑOS!!! y en general ha sido un viaje en el que he recibido muchas compensaciones. Has ta que las compensaciones se transformaron en disgustos, no graves de salud ni de otra índole, sustos de: qué he hecho mal. Pero insisto: la vida da muchas vueltas y una madre siempre está ahí y con el tiempo ellos también lo saben. y perdonas y olvidas y aceptas y disfrutas de los nuevos momentos, distintos a los anteriores pero también satisfactorios, de ser en alguna forma un pilar siempre para tus hijos. Me siento orgullosa de ella, pero sobre todo me siento orgullosa de mí misma
Gracias Mayra y Anónimo por los comentarios.
Lo de las montañas rusas está muy bien y tal….mola y todo eso…. pero ¡¡¡¡YO NO ME MONTO MÁS!!!!!!!.
La última frase de Anónimo me parece la clave: «Me siento orgullosa de ella, pero sobre todo me siento orgullosa de mí misma». Ole tu!!!! felicidades!!!!